Este Viernes Santo, unidos y en comunidad recorrimos junto a Jesús la vía dolorosa, lo acompañamos con oraciones, cantos y reflexiones y en casa una de las estaciones nos unimos más a nuestro señor haciendo una peregrinación espiritual a los momentos importantes de su pasión y muerte redentora.

«¡Eran nuestras dolencias las que él llevaba, y nuestros dolores los que soportaba!

Nosotros lo tuvimos por azotado, herido de Dios y humillado. Él ha sido herido por nuestras rebeldías, molido por nuestras culpas.

Él soportó el castigo que nos trae la paz, y con sus llagas hemos sido curados. Todos nosotros como ovejas erramos, cada uno marchó por su camino, y el Señor descargó sobre él la culpa de todos nosotros»

Isaías. 53, 4 – 6