Animarse.

No te desanimes, no te detengas cuando apenas comienza el ascenso. Si te asaltan las dudas, si la tristeza toca a tu puerta, si la calumnia o palabrerías te hieren; levanta la cabeza con valentía y contempla el cielo luminoso y tranquilo. Aunque lo tapen las nubes, sabes muy bien que pasarán, y el cielo volverá a brillar.

Sigue caminando, porque también las nubes de la vida pasarán, y el sol de la alegría y esperanza brillará de nuevo.

Dar frutos.

No pongas oídos a intrigas y palabras mal habidas, porque sólo tiran piedras al árbol con frutos para que caigan. 

El árbol que no da frutos pasa desapercibido. Con frecuencia, la calumnia es un honor para quien la recibe. No cortes los buenos servicios que prestas, por causa de las calumnias. Si dejas de hacer lo que venías haciendo y cumpliendo, entonces das razón al calumniador. Sigue adelante, que todos acabarán callándose y, al final, te aplaudirán por lo que has hecho.

Pasos para la felicidad

Cuando algo malo te suceda, no digas que fue la “voluntad de Dios”.   Dios sólo quiere nuestro bien y nuestra felicidad, y nos proporciona los caminos de la felicidad.  Los males que nos llegan son el resultado de acciones equivocadas que vivimos, y de falta de experiencias.  Convierte los ambientes en los que vives, en lugares de amor y perdón, parta cosechar mañana, los frutos de la paz y la felicidad.

Generosidad

Cuando ofrezcas una ayuda, hazlo con discreción. “Que tu mano izquierda no sepa lo que hace tu mano derecha”. Ayuda sin ostentaciones, para no humillar al que recibió la ayuda de tu generosidad.

Levantar al caído

Levanta a todos los caídos que encuentres a tu paso, porque no sabes cuándo tú puedas encontrarte  en las mismas condiciones. Anímate a ayudar a los que caen, tanto física como moralmente.  Nunca juzgues mal al caído.  Ayúdalo a levantarse, así como te gustaría que lo hicieran contigo, si estuvieras en el mismo caso.

Ten valor

Ten valor en todos los momentos de la vida.   Por grandes que parezcan las dificultades, ten la seguridad de que puedes superarlas con la constancia y la energía que vienen de tu interior.  Dios vive en cada uno de nosotros, listo para darnos la energía y vigor, ánimo y estímulo.  Atrévete a confiar en el amor del Padre, que nunca desampara a ninguno de sus hijos.

Vivir el presente

El minuto que vives es el más importante de tu vida, donde quiera que te encuentres.  Pon atención a lo que estás haciendo.  El ayer ya se fue de las manos.  El mañana aún no llega. Vive el momento presente, porque tu futuro depende de él.  Trata de aprovechar al máximo el momento que vives, sacándole toda la santidad que puedas, para tu perfeccionamiento.

Ser tolerante

Recuerda que debemos hacer el mejor esfuerzo de no humillar a los demás. Los errores que hoy cometen los demás, pueden ser nuestras equivocaciones de mañana.  

No te creas perfecto e infalible.  La perfección no pertenece a la tierra Todos nos podemos equivocar.  Sé tolerante con los demás para poder corregirlos cuando se equivoquen.  “No le exijas a los otros lo que tú tampoco puedes  dar”.

Colabora con los demás

El hombre no puede vivir solo. Recuerda que cada compañero de jornada es un amigo que te ayuda y a quien debes ayudar.   Todas las cosas de la creación se colaboran entre sí.  Procura tu también colaborar en todo y con todos, para bien de la sociedad que te recibe con amor y te da la oportunidad de crecer.  Ayuda siempre y jamás te desanimes.

Ser paciente

No cedas a la antipatía y a la impaciencia. No permitas que la envidia, la malicia o el resentimiento tengan espacio en tu mente.  Tales emociones producen desorden en la vida consciente, actuando negativamente en tu cuerpo con perjuicio, incluso, para tu salud. Cultiva la paciencia, la tolerancia, el perdón y el amor, para con todas las criaturas.