Señor toma y recibe toda mi libertad, mi memoria, mi entendimiento, toda mi voluntad, todo mi haber y mi poseer lo consagro todo entero Señor a trabajar por Ti, a irradiar tu vida, contento con no tener otra paga que servirte y como esas antorchas que se consumen en sus manos, consumirse por Cristo…

Extracto de un discurso del Padre Hurtado a los jóvenes en 1940