Ser un joven católico siempre ha sido difícil, en cualquier época, sin embargo, bien vale la pena apostarlo todo por Jesús, porque él jamás nos quedará mal ya que su camino, sí bien exige entrega, es un camino lleno de vida y que, de hecho, es un camino feliz. La juventud católica tiene diversos retos, ante los cuales, Jesús propone caminos concretos para que, con su ayuda, puedan ser retos superados, a continuación, se presentan cinco retos que vive el joven católico y cómo, al lado de Cristo, se pueden enfrentar para seguir con valentía en este camino de amor.

Las críticas:  

Muchas veces nos encontramos con personas y grupos que, por no conocer a Jesús y experimentar la felicidad que se siente cuando cada quien, por voluntad propia, decide seguirlo, critican al joven católico y buscan desanimarlo en su ideal.  

Muchas veces ante el joven católico la crítica está a la orden del día ¡Sólo piensas en Dios! ¡Eres un ridículo! ¡Se siente santo! ¡No pareces joven!, entre otras críticas. Ante estas realidades no debemos tener miedo, puesto que lo que importa es mantenernos firmes en el ideal soñado, en la lucha contra el mal por medio de las buenas obras, las personas que nos critican están equivocadas y el seguir sus ideas nos puede llevar a un camino infeliz y equivocado. Muchas veces las criticas que recibimos nos pueden producir dudas sobre sí somos como esas personas dicen, ante esto, hagamos un examen de conciencia y démonos cuenta sí es cierto o no, sí en algún punto tienen razón, a la luz de la verdad, tenemos que mejorar en este sentido pero una vez que nos damos cuenta que lo hacen para desanimarnos y que no somos como dicen debemos seguir, sin miedo y preocupación, por lo que las personas puedan decir. La solución ante esto es orar, para profundizar en la relación con Dios, y tomar conciencia de que no deben detenernos las criticas pues todos los grandes hombres y mujeres de la historia que, en su pequeñez, hicieron grandes cosas, antes fueron criticados entre ellos, Nuestro Señor Jesucristo.  

Las renuncias:  

Comprometernos con Jesús ¡cuesta trabajo! Porque uno tiene que buscar renunciar al mal, aunque a veces caiga en él, ya que es parte de nuestra propia humanidad. Muchas veces podemos cuestionarnos ¿Vale la pena que renuncie a ciertas cosas por amor a Dios?, ante esto, debemos ver que, efectivamente, vale la pena buscar renunciar al mal porque en la medida que vamos renunciando al mal nosotros podemos ser más libres, más felices, más fuertes en la fe.  Así mismo renunciar al mal, no quiere decir, reprimir nuestra naturaleza como hombres y mujeres sino convivir, felizmente, con ella porque nuestra naturaleza es una característica buena que Dios nos ha dado.

La oración:  

¡No puedo orar siempre porque no siempre tengo ganas! Es uno de los principales problemas que enfrenta no solo el joven sino todo aquel que desea seguir a Jesús, ante esto, una religiosa de las Hijas del Espíritu Santo me dio un consejo muy bueno, que con gusto les digo, ella me explicó que cuando no tengamos fuerzas de orar le digamos eso a Jesús porque el simple hecho de hablar con Dios es orar, o bien, el que contemplemos algo de lo creado como el cielo, las montañas o el mar ya que eso nos permite pensar en Dios y hacer oración, así mismo, no hay que olvidar que la oración va más allá de sentirse bien ya que mediante la práctica podremos disfrutar la oración aunque a veces nos cueste hacerla.  

Católicos no convencidos:  

Sería hipócrita decir que cuando el joven está en la Iglesia todos los católicos le van a abrir las puertas porque lo cierto es que, muchas veces, el joven católico se encuentra con católicos que no ven bien o valoran a la juventud, ante esto, debemos reconocer que también nosotros, al igual que ellos, fallamos y que lo importante, no es tenerles odio a esas personas, sino seguir adelante para aprender de estas situaciones porque así como hay católicos que no valoran a la juventud también hay muchos católicos y católicas que se encargan de atender a la juventud como la religiosa Hija del Espíritu Santo que hace tiempo me ayudó y que, de hecho, me sostuvo como joven católico al igual que tantas otras religiosas de esta congregación y por supuesto varios sacerdotes Misioneros del Espíritu Santo, entre otros.  

Llevar a cabo la misión:  

Para todo católico, independientemente de su edad, le cuesta trabajo llevar a cabo la misión que el Espíritu Santo le encarga, en el caso del joven resulta complejo hacer la misión que Dios nos da, sin embargo, ¡Sí se puede hacer!  

Los obstáculos serían que, como jóvenes, a veces no tenemos acceso a ciertas áreas, sin embargo, no hay que quedarnos en lo que no podemos sino continuar en lo que sí podemos, es decir, aprovechar nuestras áreas como el Internet y los amigos(a) para desde ahí, de forma abierta, sencilla y natural, colaborar en la causa de Cristo. El hecho de participar en retiros juveniles buscando presentar a Dios como camino feliz, de un modo dinámico y reflexionado, ya es una forma de llevar la misión que Dios nos ha encomendado. Nunca hay que olvidar que los jóvenes tienen una gran misión en la Iglesia Católica y es el ser valientes continuadores de la causa de Cristo.  

El demonio y sus jugadas:  

Como jóvenes debemos saber que el demonio no se estará quieto ¡No hay que temerle porque quien ama a Dios no puede ser vencido por el mal! El demonio muchas veces nos querrá desanimar, tentar, cansar, afectar a través de las dudas, etc. Sin embargo nada de lo que haga, mientras no lo tomemos por voluntad propia nos llevará al pecado, así que no hay que temer y ante el demonio, oración, acción apostólica y sana diversión.  

Conclusión:  

¡Sin jóvenes no está completa la Iglesia por eso la juventud es importante en nuestra Iglesia Católica!  

Jesús Salvador de los hombres ¡Sálvanos!

Con María todo, sin ella nada

Autor: Carlos Díaz Rodríguez